Este 24 de marzo se cumplen 46 años del inicio de la última Dictadura Militar en Argentina. Es por eso que hoy se celebra el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, en recuerdo a las víctimas de aquella época lamentable en nuestro país. El fútbol no pasó desapercibido en ese pedazo de historia, por lo que recordamos el escalofriante relato de Leopoldo Jacinto Luque, campeón del mundo en 1978, cuando los militares no lo mataron “de milagro”.
Leopoldo Jacinto Luque, una de las figuras de la Selección Argentina que conquistó la Copa del Mundo como local en 1978, falleció el 15 de febrero del 2021 tras haber estado internado en grave estado por culpa del coronavirus, lo que derivó en complicaciones de salud más profundas. Hace un tiempo, reveló que fue secuestrado y robado por militares al año siguiente, en plena dictadura, tras presenciar un partido de River. El exdelantero explicó que temió seriamente por su vida y lo ocultó por más de 40 años.
“Me da bronca cuando dicen que salimos campeones gracias a la dictadura. Dicen que andábamos con los milicos y a mí me secuestraron, me robaron y no me mataron de milagro. Ya te digo: cuando empecé a caminar y a encarar para el descampado, en mi cabeza solo esperaba el sonido del disparo, el ‘¡Puum!’ que me matara”, empezó en una entrevista con el diario Clarín en junio de 2020. Lo persiguieron, lo interceptaron y relató: “Veo que se baja un tipo corriendo. En una mano levantaba una chapa de Policía y en la otra tenía una pistola. Se me acerca y me pide los documentos. Yo le dije que sí, que se los daba. No entendía nada. Los tenía en la guantera, dentro de un sobre. Y el tipo me amenaza: ‘Quedate quieto porque te arranco la cabeza de un tiro'”.
El escalofriante relato de Leopoldo Luque, más de 40 años después
Se lo llevaron y entraron a un campo oscuro. “El que me apuntaba, me decía: ‘No levantés la cabeza porque te la vuelo’. Hasta que en un momento indican: ‘Ahora bajate’. Y me bajé. Recién ahí me di cuenta de que estaba el otro auto que los acompañaba”, contó. Lo hicieron caminar y creyó que lo fusilarían, pero luego huyeron.
“Me fui por el descampado. En ese momento apreté los dientes. Sentía que iba a venir el disparo, que iba a ser boleta. Caminé, caminé, había yuyos… Hasta que siento que se va un auto; me doy vuelta y era el mío. Y me quede ahí. Respiré”, siguió. Le robaron el auto, una cadena, un anillo y dinero en efectivo.
Un automovilista lo acercó hasta la comisaría a tres cuadras de su casa en Martínez y lo reconocieron. El comisario le demostró que habían sido “policías o militares”. A los dos meses, cuando estaba concentrado con la Selección, encontraron el vehículo e identificó a uno de los sospechosos en una rueda de reconocimiento. “Y era un milico. Pero no dije nada. No sé, me dio miedo, pensé que sería peor”. Prefirió el silencio, hasta el 10 de junio de 2020.