Los jugadores de Colón ni mandan al colegio a sus hijos por amenazas de la barra

Los jugadores de Colón están viviendo horas de drama. La apretada de la barra oficial en pleno entrenamiento del martes dejó secuelas de todo tipo. No solamente la suspensión del entrenamiento del miércoles por el shock y la falta de seguridad, sino también el clima que los jugadores viven con sus familias en sus propias casas. Muchos de ellos no mandaron al colegio a sus hijos, a festejar el Día de la Primavera, por temor a lo que les pudiera ocurrir.

En plena discusión con la barra, que apareció y entró sin resistencias al predio 4 de Junio, surgieron amenazas de todo tipo que denotan el conocimiento que tienen los violentos con respecto a la vida de los futbolistas. “Sabemos que tu nene va a este colegio”, que “vos a comer a tal lugar” o distintos horarios de la rutina diaria fueron descriptos con precisión. Por eso, varios tomaron la decisión de preservar a sus chicos y a sus seres queridos en general.

El plantel ya anticipó que tampoco habrá práctica este jueves si el club y la Policía no garantizan la seguridad, y en ese caso ya comenzaría a estar en riesgo la realización del partido frente a Argentinos del próximo lunes por la desventaja que representaría para Colón no haber trabajado dos días de la semana.

Los jugadores se sienten solos porque no hubo dirigentes que dieran la cara y el club ni siquiera hizo la denuncia policial, aunque el hecho tomó tal estado público que, para solicitar un refuerzo de seguridad, deberán explicarse las causas. Algunos incluso se comunicaron con Agremiados para pedir apoyo y orientación. Uno de los más afectados por el hecho es Paolo Goltz, quien se les plantó cara a cara a los barras, y recibió un par de empujones. 

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