El expiloto alemán Michael Schumacher, múltiple campeón de la Fórmula 1 Internacional, sufría hace 10 años un gravísimo accidente mientras esquiaba en Méribel, en los Alpes Franceses, que le provocó graves daños cerebrales que, según lo poco que trasciende de su intimidad, lo mantienen postrado hasta hoy.
El 29 de diciembre de 2013, Schumacher esquiaba con su familia, como era tradición para ellos durante las vacaciones de invierno, en la estación de Méribel, en los Alpes franceses, donde tenía una residencia privada.
En un tramo de la excursión, el heptacampeón mundial se detuvo a ayudar a un amigo que se había caído, y para retomar la marcha decidió atravesar una peligrosa zona llena de piedras entre dos pistas.
“Uno no entra allí en un día como ese”, explicó un instructor de esquí consultado por la prensa, en referencia a que había nevado poco en los días previos y, por lo tanto, las rocas estaban más expuestas, aunque muchas de ellas ocultas bajo una fina capa de nieve.
“Ni siquiera en las pistas había condiciones ideales para esquiar. Era muy peligroso aventurarse fuera de pista en un día así”, añadió el instructor.
Según el relato oficial, Schumacher se precipitó en esa área contra una roca, impactando primero con su cabeza. Su casco, que se partió al instante, impidió su muerte inmediata, aunque la montura metálica de su cámara GoPro se clavó en el cráneo, lo que le habría provocado severos daños.
Uno de los encargados de socorrer al piloto de F1, Stephane Bozon (comandante de la estación de esquí), relató: “Recibimos la llamada de los rescatistas de montaña que cuidaron a Schumacher en la pista. Nos dijeron que aterrizó sobre su cabeza y sufrió una lesión grave en ella. Inmediatamente despaché el helicóptero”.
“Todavía recuerdo que los médicos de emergencia del helicóptero tuvieron problemas en las laderas debido a la zona del accidente”, añadió Bozon.