Max Verstappen fue el vencedor del sprint del GP de Emilia Romaña, después de unas 21 vueltas en las que Charles Leclerc, que salió mucho mejor, acabó claudicando por culpa de las ruedas.
Los españoles, cara y cruz: la cara fue para Sainz, que remontó desde el 10º al 4º puesto, mientras que Alonso (con problemas en el embrague más que probablemente), cayó del 5º al 9º.
Ya en la vuelta de formación se vio que algo no estaba bien en el Alpine de Fernando Alonso. El asturiano se quedó clavado antes de la parrilla y tuvo que acelerar luego para recomponerse, pero en la arrancada real tampoco le fueron las cosas mejor. Se quedó patinando y perdió dos posiciones, las mismas que Carlos Sainz ganó para ponerse 8º.
Por delante, Charles Leclerc fue muy avispado para ganarle el primer puesto a Max Verstappen, que pronto vio cómo su intento de atacarle se veía cortado por el coche de seguridad. Pierre Gasly le dio un golpe a Guanyu Zhou, el chino acabó fuera y tuvo que salir el Aston Martin de seguridad para neutralizar la carrera.
Tras la reanudación, Alonso y Sainz fueron protagonistas con una buena lucha en la que el asturiano se defendió como pudo del ataque del madrileño, si bien acabó cediendo el 7º puesto a la segunda vuelta delante del Ferrari. El objetivo del ’55’ era auparse, al menos, al ‘top 5’, pensando no solo en el resultado de esta carrera, sino también en la del domingo.
Y lo logró. Primero claudicó Kevin Magnussen y luego Daniel Ricciardo, con el objetivo de poner en riesgo el 4º puesto de Lando Norris. A falta de tres giros, Sainz pasó a su excompañero y culminó la gran remontada del día.
Mientras, por detrás, Fernando Alonso caía de la zona de puntos con Valtteri Bottas, que le hizo caer al 9º, pero sin perder mucha comba. No pudo recuperar esa posición final.
Verstappen le arrebata la victoria a Leclerc
La aparición del ‘graining’ impidió a Leclerc llevarse la victoria en el sprint. A falta de tres giros, Verstappen le discutió la primera posición hasta los últimos metros y en la penúltima, cuando parecía que estaba todo hecho, el de Ferrari acabó claudicando sin posibilidad de batalla.