Por Fernando Serrano, periodista deportivo. Eduardo Bartolomé Morales fue uno de los boxeadores más significativos que tuvo Santiago del Estero. Tuvo el orgullo de ser un argentino que subió al ring en el Madison Square Garden después de 23 años. Aquel 23 de septiembre de 1998 disputó la pelea mundialista con el campeón estadounidense Shane Mosley. Fue derrota. KOT en el 5to asalto. Pero nadie le quita a Morales haber entrado en la historia del deporte de los puños de nuestro país.
En los antecedentes estaban parejos en todo sentido, con un campeón mundial que sumaba 26
KO en 28 peleas, mientras que el “Cirujano” aparecía con 21 adversarios caídos en 26
enfrentamientos profesionales.
Sgosports.com.ar dialogó en exclusiva con el ex pegador oriundo del barrio Jorge Newbery, para volver a vivir aquel combate, que más allá del desenlace final, dejó bien sentados los prestigios del boxeo argentino y fundamentalmente de nuestra tierra.
- ¿Cómo fue el proceso previo a esa pelea?
- “Vivía en Buenos Aires con mi familia. Después de mi cuarta pelea como profesional,
decidí irme a Buenos Aires para tener más oportunidades. Hicimos un gran trabajo junto
con don Amilcar en la Federación Argentina de Box. Tuve sparrings de la categoría de
“Pepe” Balbi, ex campeón mundial, Pablo Sarmiento, Sicurella, Cañete López quien viajó a
Estados Unidos conmigo para guantear. Viajaron conmigo Brusa, el doctor Marcelo Nuri,
quien estaba a cargo de curar las heridas y mi viejo. En Nueva York nos juntamos con
Walter Caro, un santiagueño afincado allí, que me dio una gran ayuda”. - ¿Cuál era el plan de pelea que diagramaron con el gran Amilcar Brusa?
“En el 1998 no había tanta tecnología como en la actualidad, apenas pudimos ver unos
cuantos videos de Mosley; también vimos algo a través del programa televisivo Combate
Space para poder diagramar la pelea. Realmente tuvimos pocas referencias del rival. Brusa
me dijo que debíamos acortar la pelea ya que yo era un fuerte pegador. De esa manera el
plan era descargar mis golpes en la pelea corta. Lo que te puedo decir y ya después de
tantos años, que un entrenador puede planificar una pelea, pero a veces un boxeador
arma su propia estrategia arriba del ring y fue eso lo que sucedió conmigo. En mi mente estaba subir a matar o morir y dar todo de mí. No buscaba ganar por puntos. No hubo ningún estudio por parte mía. Salí a pelear desde el primer momento”. - En el primer round hubo un cruce de golpes y en un momento se lo vio a Mosley sentido, fue a falta de 46 segundos para concluir la vuelta. Le conectaste un cros de izquierda y el rival casi cae, ¿porque no seguiste golpeando?
- “Lo tuve nocaut, pero dejé pasar esa oportunidad y creo que allí se me fue la pelea de las
manos. Si yo seguía pegando, Mosley caía. Cuando lo conecto con el cros de izquierda,
Mosley lo siente y demoro en tirar la derecha. Un boxeador no sólo tiene que tener
velocidad en las manos y en las piernas sino también velocidad mental. Dudé y Mosley se
me escapó y se acomodó. Lo veía caminar con dificultad”. - En el segundo round, Mosley salió más decidido, pero seguramente fue porque en el
rincón le dijeron que enfrente tenía un rival de cuidado, ¿fue así? - “Creo que sí. El primer round las tarjetas me estaban favoreciendo. Mosley salió a pelear
distinto, trabajó mejor con sus piernas, boxear de afuera, a contragolpearme. Se dio
cuenta que yo era un peleador, un fajador y en ese aspecto, a los fajadores cuando nos
boxean, nos complican bastante. Mosley era un boxeador veloz con sus manos”. - En la tercera vuelta, la historia comenzó a inclinarse a favor del estadounidense, ¿cuáles
fueron las razones? - “Me empezó a desgastar. Salí más decidido a atacarlo y fue en ese plan de pelea que
recibo un golpe de izquierda que me desestabiliza y después me conecta un gancho al
hígado. Fue un golpe terrible”. - ¿Que se te cruzó por la cabeza y que escuchabas que te gritaban desde tu rincón?
- “Lo que puedo comentar es que sentí un gran dolor. Es preferible recibir un golpe en la
pera o en la cabeza que en el hígado. Me faltaba el aire. Miré a mi rincón para ver qué
decidían hacer ellos e inmediatamente le hice una seña de que estaba bien. Ellos me
decían que me tranquilice y que camine el ring. Pensaba que la única forma de perder una
pelea mundialista era muriendo, es decir por nocaut”. - Pero te recuperaste rápido.
- “Gracias a Dios sí. La preparación previa fue excelente lo que me motivó a estar bien
enseguida. Hay que estar bien preparado para aguantar un golpe al hígado. Le pasó al
Chino Maidana con Amir Khan. De todas maneras, me levanté y seguí peleando, pero no
era el mismo. No tenía piernas, me dolía toda la zona media. No podía saltar. Los órganos
internos estaban sentidos. Era como un gladiador herido con los órganos internos hacia
afuera, para graficarlo de alguna manera”. - Al concluir este asalto, ¿cuáles fueron las indicaciones de Brusa?
- “Tratar de tranquilizarme. Le comenté a don Amilcar dónde me había pegado Mosley y me
indicaban que tenía que aguantar y buscar la pelea. Acortar la distancia”. - En el cuarto round seguiste yendo al frente, convencido en tus objetivos, ¿cómo lo viviste
a ese asalto sabiendo que venías perdiendo la pelea? - “Sabía que iba perdiendo y ganar por puntos iba a ser imposible. Le dije a Brusa que
saldría a matar o morir en este asalto”. - En el quinto, la situación se complicó porque el local comenzó a entrar mejor con sus
golpes, ¿sentís que deberías haber hecho algo para evitar eso?, porque nunca cambiaste
tu estrategia de ir al frente. - “Creo que la historia comenzó con aquel gancho al hígado. Era muy difícil pelear herido,
de todas maneras iba al frente”. - Cuando faltaban 1 minuto 55 segundos, conectaste un golpe de izquierda y el rival te
contragolpeó con un “1-2” que impactó en tu rostro. ¿Fue una devolución de gentilezas de
Mosley? - “Cada vez que Mosley sentía mis manos, trataba de demostrarme que estaba más fuerte
que yo y lo hacía con su velocidad y potencia. Me enfrenté con uno de los mejores
boxeadores de la historia”. - Tiempo más tarde, ya con ambos boxeadores retirados, Mosley dijo en una entrevista que
de todos los campeones que enfrentó, Eduardo Morales fue el más fuerte que le tocó
pelear. Seguramente es un gran orgullo para vos. - “Indudablemente. En la página del Cirujano Boxing tengo esa entrevista donde dice eso.
Tenemos una gran amistad”. - Luego de 23 años, otro argentino volvía a pelear en el Madison Square Garden, ¿qué
representa eso para vos?. - “Por la gran movida que hicieron los periódicos más importantes de nuestro país, sentí
que era algo grande para el deporte argentino. Fue un gran orgullo para mí, representar al
boxeo argentino en ese momento. La magnitud del evento fue tremendo”. - Y estuviste acompañado por un buen número de argentinos y de santiagueños.
- “Viajaron muchos santiagueños. Recuerdo que estaba Diego Lindow y su familia, Alba
Escontrela y su hija, el doctor Vélez, el presidente de esa época de la Asociación Santiagueña de Box como don Mario Pavón y los periodistas locales como Mariano Castillo entre otros. Cuando me hicieron la presentación antes de salir al ring, sentí el aliento de la gente santiagueña”.