Por Fernando Serrano, periodista deportivo. Este fin de semana el fútbol amateur de Argentina vivió un caso que llama poderosamente a la reflexión.
El trágico desenlace de William Tapón, un joven de 24 años, conmocionó al país después de protagonizar un brutal episodio de violencia en un torneo de fútbol amateur en Sarandí, provincia de Buenos Aires. Su nombre tomó popularidad a raíz de un video que mostraba cómo golpeaba en el suelo al árbitro del partido, generando una fuerte condena social y problemas legales. Este lunes, fue hallado sin vida y la principal hipótesis gira en torno al suicidio.
Santiago del Estero es un punto fuerte en cuanto al fútbol amateur. Millones de jugadores de todo el territorio provincial se mueven cada fin de semana para “despuntar el vicio”, como dicen en la jerga del amateurismo.
Pero la lamentablemente en cada rincón, en cancha, se viven momentos de tensión, fundamentalmente con los árbitros.
Ahora bien la pregunta es, ¿es necesario descargar la energía de un partido de fútbol con el árbitro? ¿vale la pena agredir a un árbitro porque se cree que está a favor de un equipo o porque está perjudicando al otro? ¿Es justo que un hombre, o mujer, porque antes de ser árbitros son seres humanos, se vayan a sus casas con mucho ruido en su cabeza por tantas agresiones verbales de parte de los jugadores?
Mucho tenemos que entender que el fútbol amateur es un camino que elegimos para disfrutar de lo que más nos gusta: el fútbol. El árbitro es un protagonista secundario, mas allá de que muchos estiman lo contrario. Tenemos que entender que muchos de ellos se pueden equivocar, sin ánimo de beneficiar o perjudicar a alguien. En el fútbol amateur no se justifica la violencia, con nadie, ni con el árbitro ni con los rivales. Los sábado o domingo hay que elegir como el mejor día de la semana para los amantes del fútbol amateur y hay que vivirlo como tal, sin ir mas allá de los límites. Estamos en una sociedad vulnerable y hay que fortalecerse en lo humano y en lo solidario para que casos como el de Williams Tapón no vuelvan a ocurrir nunca más. Somos seres humanos y después somos jugadores de fútbol y árbitros.
Ojalá podamos entender eso.