(Por Fernando Serrano) Es doloroso haber perdido un gran amigo de la vida, pero tendré por siempre en mi ser los grandes momentos que hemos vivido juntos. José Alberto Figueroa se fue hace 9 días. Justamente este sábado, los días especiales para él, cumpliría sus 55 años y hace nueve días está en el reino de Dios. Vaya paradoja.
“Joshela”, el amigo del fútbol amateur, el goleador, el tanque, el “mal llevado”, que discutía siempre con el árbitro por esos fallos que siempre tendían -a su parecer- a perjudicar a su equipo, ese era él.
Regó con sus goles en su querido Quirófano-Atsa, en todas las ligas amateur desde que este deporte de aficionados está instalado en nuestra provincia. Supo ganarse el respeto, la admiración de todos, por su dotes de ser infalible dentro del área pero por sobre todas las cosas por ser un gran ser humano.
Amigo de los amigos de los amigos, conocido de todos.
El fútbol amateur tendrá un nuevo ausente este sábado. A lo largo de 2023 se fueron algunos, pero en lo personal, me duele la ausencia de “Joshela”, o simplemente José, como le decía yo.
Sus compañeros de Quirófano-Atsa -seguramente- no lo olvidarán nunca. Se fue el que pregonaba el asado en el tercer tiempo, el que organizaba la previa a los partidos para determinar cómo iba a formar el equipo, el que dentro de la cancha asumía el rol de protagonista con sus corridas en los metros cercanos al área. Los arqueros rivales ya lo conocían y lo “hacían marcar” para evitar sufrir sus goles.
Una lágrima en la camiseta “9” quedará por siempre y en todos los que de una manera u otra supieron conocerlo. El radiólogo de todos, el que siempre tendía una mano, el que amaba a su familia, a su esposa e hijos, el que luchaba para que no les falte nada. En fin, el ser humano que muy pocas veces se puede apreciar.
Hasta siempre “Joshela”. O simplemente José.