Un hecho curioso ocurrió en el amistoso entre las selecciones Sub-20 de Argentina y Bolivia, cuando Javier Mascherano, entrenador del conjunto “Albiceleste”, solicitó que el equipo rival no quedara con un jugador menos tras la temprana expulsión de Nathan Tito.
El futbolista boliviano, convocado desde Platense, vio la roja directa a los 13 minutos por una dura falta sobre Lautaro Millán, de Independiente, dejando a su equipo en desventaja.
Mascherano, buscando mantener la competitividad del encuentro, en un momento de pleno fair play, se acercó al cuarto árbitro para pedir que la expulsión fuera anulada o que Bolivia pudiera reemplazar al jugador sancionado. Luego de dialogar con la terna arbitral y Jorge Perotta, técnico del seleccionado boliviano, se permitió el ingreso de Renan Terrazas en lugar del expulsado Tito.
El gesto de Mascherano buscó evitar que el desarrollo del juego se desvirtuara, especialmente tratándose de un amistoso de preparación en Santa Cruz de la Sierra. Este tipo de decisiones, poco comunes en el fútbol profesional, destacan el espíritu deportivo del entrenador argentino, quien priorizó el fair play por encima de los formalismos reglamentarios.